Solos.

Todavía recuerdo el calor de tu cuerpo, la suavidad de tu abrazo. Yo dentro de tus ojos, tu dentro de los míos: no existía nada más. Solos tú y yo, en medio de... ¿en medio de qué? ya ni siquiera lo recuerdo. Tu abrazo me envolvía y me invitaba a juguetear con tu pelo, con tu sonrisa, contigo.

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